La década de finales de los ochenta y principios de los noventa en Latinoamérica estuvo dominada por una gran influencia del naciente género musical conocido como Rock en español. Dicho estilo recorrió todo el continente en poco tiempo, pero gozó de más popularidad en países como Argentina y Chile. Agrupaciones como Maná, Los Prisioneros, Vilma Palma, Rata Blanca o la icónica Soda Stereo fueron ganando un espacio en la escena musical latinoamericana. Por supuesto era solo cuestión de tiempo a que el género llegara a Colombia ocasionando el surgimiento de muchas bandas que rendían tributo a grandes del Rock anglo o que por el contrario probaban suerte con material propio, teniendo como epicentro bares, universidades o colegios. En este contexto surge Poligamia, agrupación liderada por el bogotano Andrés Cepeda y formada además por los compañeros del colegio Emilio Valenzuela de Bogotá: Juan Gabriel Turbay, Fredy Camelo, Gustavo Gordillo y César López. Su éxito se limitó a unos cuantos años de la década de los noventas, en donde alcanzaron popularidad con temas como Desvanecer, Confusión o Mi Generación, entre otros. Cuatro trabajos musicales sellaron la breve historia de esta banda bogotana.
Baladas pegadizas, voz en falsete, interpretaciones en coro y la filiación eterna a la fiebre disco y en especial al clásico del cine Fiebre de sábado por la noche, son algunas de las características de este trío inglés que escribió páginas doradas en la música durante más de cuatro décadas. Provenientes de Manchester y conformado por los tres hermanos Gibb, Barry, Robin y el desaparecido Maurice, se acostumbraron desde jóvenes a convertir en éxitos mundiales todas su composiciones. Stayin’ Alive, Too Much Heaven, Alone, Jive Talkin’, How Deep Is Your Love, entre otras tantas, han sido temas bailados, cantados y dedicados cientos de veces, llegando a ser parte sinduda alguna del Soundtrack de la vida de muchos.
Tras la popularidad alcanzada en décadas anteriores y tratando de hallar su espacio en la cambiante escena musical de ese momento, los álbumes de la década de los noventas exploraban un Bee Gees más experimentado y maduro, identificándose con un público adulto. En este contexto nació One Night Only, concierto celebrado en el MGM de Las Vegas Nevada en 1997. Constituyó en su momento la primera aparición del trío tras diez años fuera de los escenarios. Tres veteranos músicos rodeados de sus longevos fans dieron vida a una gran noche cargada de sentimientos recuerdos y grandes interpretaciones, entre las que sobresalen dos duetos. El primero de ellos en el tema (Our love) ´´Don’t Throw It All Away´´, en el cual el desaparecido Andy Gibb aparece cantando algunos versos de la canción en una pantalla junto a sus hermanos. La otra colaboración importante fue con la consagrada estrella de ese momento, la canadiense Celine Dion en el tema ‘’Inmortality’’. One Night Only fue publicado como CD doble y tiempo después como DVD, siendo una experiencia musical para deleite de todos los amantes del talento. Aunque la agrupación continuó por unos pocos años más hasta el fallecimiento de Maurice Gibb en enero de 2003, One Night Only quedó como el testimonio de que la buena música no envejece, sino que se conserva y mejora con el paso del tiempo. Stayin’ Alive, Stayin’ Alive…
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