Escrito por: Eduardo Arboleda Ballén (antropólogo) el 08 Jun 2011 - URL PermanenteEL FALO DEL PUERTO DE SANTAMARIA
(protector contra el Mal de Ojo)
En la antigüedad, se acostumbraba cargar figuras que simbolizaran los órganos genitales, ya que se creía que la sexualidad, por ser dadora de vida, combatía aquello que se intentaba destruir.
Desde la Antigüedad se conocen los daños provocados por malos sentimientos y hemos recurrido a cientos de antídotos para cuidarnos. La sabiduría popular afirma que hay individuos capaces de hacer daño a otros a través de la fuerza de la mirada. Es lo que se conoce como “mal de ojo”. Muchos dicen haber padecido un mal de ojos en algún momento de sus vidas. Esa desagradable sensación de mal estar, decaimiento general, apatía, desgana, desanimo, tristeza, bostezos inexplicables, mal humor y dolor de cabeza.
El “mal de ojo” o “aojo”
- Poder que emana de los ojos (o de la boca) y que golpea a un objeto o una persona
- El objeto golpeado tiene valor, y su destrucción o daño es repentino.
- El individuo que invoca el mal de ojo puede no saber que tiene ese poder.
- El mal de ojo puede ser repelido, o sus efectos modificados o curados
mediante mecanismos, rituales o símbolos particulares.
- La creencia ayuda a explicar o racionalizar la enfermedad, mala fortuna, o
la pérdida de posesiones como ganado o cosecha.
- Está relacionado con la envidia.
Se trata de una creencia tan habitual y al mismo tiempo tan difusa, que resulta difícil definirla y, sin embargo, es necesario hacerlo. El mal de ojo es, sobre todo, una forma incontrolada de envidia cuyo emisor lanza el daño de manera directa contra el objeto que ha provocado su estado anímico.
Una de las características principales del aojo es precisamente que se produce de manera involuntaria e inconsciente y que cualquiera lo puede provocar siempre y cuando se encuentre ante una situación que suscite un sentimiento de envidia tan intenso que éste se acabe manifestando en una maldición de aojo.